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Oficios de boca. Antiguos alicantinos

viernes, agosto 24, 2007 Deja un comentario

pregonero.jpgDe niños nos era dado comprar al «Chufero» pequeños cucuruchos de chufas, secas o remojadas, que eran entonces, y aún hoy, una auténtica delicia.
También había el «cacahuero«, que en algunos casos tostaba en público los cacahuetes sirviéndose de un armatoste en forma de locomotra.
El «Barquillero» con su ruleta incorporada en lo alto del depósito, daba la oportunidad a los críos de llevarse más barquillos de los que convenía al vendendor.
El del agua de cebada pregonaba su refrescante mercancía con el grito de «aigua sivá, con bamba
¿Quién no se acuerda del Chambilero? «Al mentecao helao«, protegido con galletas de oblea, se le llamaba «chambi».( y de otras maneras que muchos recordaréis) ¿No será el «Chambi» una aproximación al «sandwich» de los ingleses, que no es sino un emparedado?
Otro vendedor ambulante desaparecido era el «garrapiñero«, que también solía fabricar «de visu» su mercancia rebozando de azúcar acaramelada las almendras, las ricas garrapiñadas.
«La Bambera» recorría las calles con su mercancía tierna, recien hecha, tapada con limpísimos paños blancos. Hubo una bambera muy popular que anunciaba así el género:
-!Ansaimadas y soisoos! (Enseimadas y bollos suizos).
Ahora que no hay sangre cocida en los mercados, por disposiciones sanitarias, recordamos el pregón de aquellas mujeres que decía: «Sangüeta, calenteta de corderet!
Y del grito «Porte almojámenes! ese delicioso fruto de sartén tan típico, como era típico el vendedor de «Arrop y talladetes»

Oficios Pasados por el Tiempo. Autor Pepe Gil.

Juegos: Una, dos y tres, al escondite inglés.

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Intervenciones plásticas en la Marina.

Carmen Martín en el Cuarto de Atrás»

describe así el juego,

a la vez melancólicamente

lo ve como figura del paso del tiempo:
Pasaba de una manera tramposa, de puntillas, el tiempo, a veces lo he comparado con el ritmo del escondite inglés. ¿conoces ese juego?

– No, en qué consiste?
Se pone un niño de espaldas, con un brazo contra la pared, y se esconde la cara. Los otros se colocan detrás, a cierta distancia, y van avanzando a pasitos o corriendo, según. El que tiene los ojos tapados dice: «una, dos y tres, al escondite inglés», también deprisa o despacio, en eso está el engaño, cada vez de una manera, y después de decirlo se vuelve de repente, por ver si sorprende a los otros en movimiento; al que pilla moviéndose, pierde. Pero casi siempre los ve quietos, se los encuentra un poco más cerca de su espalda, pero quietos, han avanzado sin que se dé cuenta.

Del catálogo «Intervenciones plástiques a la Marina»