AGUA DE PUEBLO
En Alicante, si ves bullir el agua en la sierra o en la vera, la sentirás con los ojos, con las manos, con la boca, en el pecho, aspirándola desde la superficie al fondo. Si pasas por los secanos, sentirás la sed de los terrones. Y en la sed se te aparece el agua en todas las imágenes; agua de manantial, delgada y virgen; agua desplazada por los roqueríos; agua de rambla, con guijarros tibios de sol y adelfos rojos; agua celeste de alberca; agua de pozo, que siempre está esperando nuestra mirada; agua de surtidor, que sube soltándose entera en cada gota cerrada con luz y júbilo de ser ella hacia el cielo, y arriba se dobla el tallo de toda el agua y cada gota vuelve a ser agua lisa de balsa; agua hacendosa de molino; agua que se aprieta a los alcornoques, calando las cepas y los troncos; agua de lluvia; agua de la peña a la boca como una miel mordida en el panal y como una fruta en la rama; agua recién nacida, que se arranca con cantarillo de lo más profundo del origen, que todavía sale con el hedor puro de la piedra, y viene sin sol, sin cielo, sin campo encima y dentro de ella; agua afilada y desnuda; agua de roca. !Quien la recogerá y la torcerá como un paño precioso!…»
El cantarero y la Fuente . Gabriel Miró
Fotografía Fuente de los 121 caños de Polop
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