Muere ‘Rosario la Dinamitera’, la miliciana que inspiró a Miguel Hernández
Muere ‘Rosario la dinamitera’, la miliciana que inmortalizó Miguel Hernández
La miliciana Rosario Sánchez Mora, Rosario la Dinamitera, inmortalizada en uno de los poemas más conocidos del poeta de Alicante Miguel Hernández, falleció ayer en Madrid a los 88 años, han informado fuentes del PCE.
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Rosario dinamitera–
NINGUNA CIUDAD DE LA HISTÓRIA HABÍA SUFRIDO LO QUE SUFRIÓ MADRID, BOMBARDEADO POR LA LEGIÓN CÓNDOR de la ALEMANIA NAZI.
Bombardeo de Madrid
En este vídeo se muestra el bombardeo de Madrid, en cuya defensa adquirió fama y perdió la mano Rosario la dinamitera. El ataque aéreo por sorpresa se realizó por primera vez en Madrid y sirvió como entrenamiento a los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial especialmente los que realizaron en el sur de Inglaterra (Londres) y el norte de Francia (París)….. Leer Más Diario El País
Artículo : ROSARIO LA DINAMITERA Informacion Alicante
Aitor L. Larrabide es doctor en Filología Hispánica.

Hace unos días, el pasado jueves 17 de abril, fallecía en Madrid Rosario Sánchez Mora, inmortalizada por Miguel Hernández en un poema que describía, muy hermosamente, cómo en una heroica acción de guerra, se quedó sin mano derecha: «¡Bien conoció el enemigo / la mano de esta doncella, / que hoy no es mano porque de ella, / que ni un solo dedo agita, / se prendó la dinamita / y la convirtió en estrella!».
Ambos tuvieron vidas paralelas, a pesar de la diferencia de edad, nueve años mayor el poeta: nacieron en pueblos en los que escaseaban las oportunidades de prosperar, y marcharon a Madrid. El 20 de julio de 1936 ella se alista voluntaria y es trasladada a Buitrago de Lozoya, frente por el cual también transitó Miguel Hernández. Después de perder su mano mientras manipulaba una bomba en la sección de dinamiteros siguió luchando como cartera en el frente. La derrota republicana le obligó a buscar refugio en Alicante, y allí fue detenida. Liberada por sorpresa, como Miguel Hernández, regresó a su pueblo y fue denunciada por unos falangistas. La pena de muerte fue conmutada por 30 años. El 28 de marzo de 1942, mientras su amigo fallecía de madrugada, ella era liberada.
Mantuve con Rosario una fluida correspondencia desde 1993 en la que me aportó, además de datos y documentos, sobre todo la calidez y verdad de su personalidad cercana, coherente y luchadora. Me preguntaba por mi tesis y por mi vida cotidiana en el País Vasco y siempre condenó la violencia terrorista, porque sabía que las armas nunca son la respuesta. Me envió una foto dedicada, que guardo como oro en paño, de un retrato que hizo de su inolvidable amigo Miguel Hernández. Coincidimos en varios actos de recuerdo a Miguel Hernández. Por ejemplo, en octubre de 2003 participó activamente en el homenaje a los coetáneos en el Ateneo de Madrid que preparamos con motivo del II Congreso Internacional sobre el oriolano. Fue inolvidable aquella fría noche madrileña otoñal con la presencia de José Aldomar Poveda, José Ramón Clemente, Arturo del Hoyo y Leopoldo de Luis, testimonios supervivientes de una época triste y esperanzada a la vez. Además, conservamos en los archivos de la Fundación varias entrevistas que le realizamos, y que ella, amable y cordial, siempre atendió con su sonrisa y dignidad. Hace un mes hablé por teléfono con ella, ya que sabía de sus dolencias, más insistentes cada día. Quedé con ella en visitarla en su casa para recoger un retrato de Miguel que estaba ultimando para donarlo a la Fundación, pero un manotazo duro y seco me lo ha impedido. Ahora es ya leyenda porque la sencillez es siempre belleza, y porque para todos cuantos llevamos el honroso deber de difundir el legado hernandiano tampoco olvidamos la dignidad de su valor ético.
Ambos tuvieron vidas paralelas, a pesar de la diferencia de edad, nueve años mayor el poeta: nacieron en pueblos en los que escaseaban las oportunidades de prosperar, y marcharon a Madrid. El 20 de julio de 1936 ella se alista voluntaria y es trasladada a Buitrago de Lozoya, frente por el cual también transitó Miguel Hernández. Después de perder su mano mientras manipulaba una bomba en la sección de dinamiteros siguió luchando como cartera en el frente. La derrota republicana le obligó a buscar refugio en Alicante, y allí fue detenida. Liberada por sorpresa, como Miguel Hernández, regresó a su pueblo y fue denunciada por unos falangistas. La pena de muerte fue conmutada por 30 años. El 28 de marzo de 1942, mientras su amigo fallecía de madrugada, ella era liberada.
Mantuve con Rosario una fluida correspondencia desde 1993 en la que me aportó, además de datos y documentos, sobre todo la calidez y verdad de su personalidad cercana, coherente y luchadora. Me preguntaba por mi tesis y por mi vida cotidiana en el País Vasco y siempre condenó la violencia terrorista, porque sabía que las armas nunca son la respuesta. Me envió una foto dedicada, que guardo como oro en paño, de un retrato que hizo de su inolvidable amigo Miguel Hernández. Coincidimos en varios actos de recuerdo a Miguel Hernández. Por ejemplo, en octubre de 2003 participó activamente en el homenaje a los coetáneos en el Ateneo de Madrid que preparamos con motivo del II Congreso Internacional sobre el oriolano. Fue inolvidable aquella fría noche madrileña otoñal con la presencia de José Aldomar Poveda, José Ramón Clemente, Arturo del Hoyo y Leopoldo de Luis, testimonios supervivientes de una época triste y esperanzada a la vez. Además, conservamos en los archivos de la Fundación varias entrevistas que le realizamos, y que ella, amable y cordial, siempre atendió con su sonrisa y dignidad. Hace un mes hablé por teléfono con ella, ya que sabía de sus dolencias, más insistentes cada día. Quedé con ella en visitarla en su casa para recoger un retrato de Miguel que estaba ultimando para donarlo a la Fundación, pero un manotazo duro y seco me lo ha impedido. Ahora es ya leyenda porque la sencillez es siempre belleza, y porque para todos cuantos llevamos el honroso deber de difundir el legado hernandiano tampoco olvidamos la dignidad de su valor ético.
Categorías: video
ALICANTE/ALACANT, España, memoria histórica, Miguel Hernández, video
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