«Africa empieza en Alicante» en cuidados de Salud Mental

Salud Mental, sin vergüenza, diario Informacion Alicante

1-…..no es de extrañar que la Conselleria de Bienestar Social considere como pionero a un centro geriátrico, por el hecho de integrar en un mismo complejo a personas mayores con enfermos mentales crónicos y discapacitados físicos y psíquicos. Un modelo asistencial más próximo al manicomial que a una normalización social.

2.—«el 12% de los centros sanitarios se dedican a la Salud Mental» te ves obligado a contestar: ¡hombre, que no es lo mismo un hospital que un simple despacho, por más que le llamen «unidad«!

3.—Acabaremos confundiendo el auxilio social o la caridad cristiana con la atención que precisan quienes sufren este tipo de patologías.

4.-……Mientras la Organización Mundial de la Salud siga evidenciando que países tan exóticos como Moldavia, Mongolia o Nueva Caledonia (y muchos, muchos más) nos superan en número de psiquiatras o psicólogos, mejor estaremos calladitos.

5.-…La aportación de la Conselleria de Educación tampoco tiene desperdicio. Ha tenido la feliz idea de financiar psicólogos privados. ¿Ustedes lo entienden? Supongo que será un gesto de solidaridad con la maltrecha economía sanitaria.

6.-..Tampoco hay Dios que comprenda por qué los médicos tenemos una asistencia diferenciada si padecemos alguna enfermedad mental o una adicción a drogas, en una clínica privada y pagada con los impuestos de todos. Sí, los suyos.

7.- Sin ánimo de incordiar, nunca está de más recordar que el Sur también existe. Ese rebuzno norteño de que «África empieza en Alicante» se manifiesta cada vez con más fuerza. A mi humilde entender, de la «vertebración autonómica» hemos pasado a la «deslomización alicantina». Y, claro, en Salud Mental también se observa esta sutil realidad. Ejemplo evidente es el hecho de que la Diputación de Alicante siga costeando el gasto hospitalario de dos departamentos de salud que competen a la Generalitat, que no dispongamos de una Unidad de Media Estancia financiada con cargo a los presupuestos autonómicos -como ocurre en Valencia o en Castellón- o que los niños alicantinos sigan ingresados junto a los adultos.

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