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TRAJES HORTELANOS DE ALICANTE
Allí está la huerta con los manzanos en flor. La acequia con su agua cristalina, fría fluyendo entre bancales y acariciando las flores que se inclinan hacia ella. Allí crecen las matas de espinos con las moras blancas y negras, la almibarada higuera siempre rebosante y «las codoñetas», los dorados membrillos.
Más allá, el camino deshecho por una luz intensa que lo difumina en el horizonte. Por las ranuras de los carros llegamos al huerto: melones, calabazas, tomates, pimientos, coliflores, lechugas, alcachofas….. ofrecen un conjunto esplendoroso, colorista y brillante como estampas de la abundancia y la felicidad.
El lavadero está descendiendo al lado de la noria. Bajo su techo habita el frescor de una sombra limitada por una cascada de luz cegadora. Se oye el salto del agua y su culebreante avance delante de las mujeres inclinadas en su labor, abejeante conciliábulo de los «asuntos» de la aldea.
!Qué instante de eternidad produce contemplar vacío el lavadero. Allí resuena paso del tiempo, las anécdotas de la vida del pueblo y las risas de las mujeres, como zarcillos colgantes de arbustos coronados por destelleantes insectos…. todo rezuma a pan tierno y a la tonadilla de una canción que se aleja.
Pastorets y Pastoretes
Feu-me llenya que tinc fret
Pastorets y Pastoretes
Feu-me llenya que tinc fret.
No me la feu d’argilagues ,
Feu-me-la de romeret
…
Ramonet, si vas a l’hort,
porta figues, porta figues!
Ramonet, si vas a l’hort,
porta figues i ambercocs!
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